miércoles, 14 de septiembre de 2011

Vampyria


Subió los escalones en una oscuridad total, las maderas antiquísimas crujían quejándose como la espina dorsal de una vieja sarmentosa, el tenía mucho miedo pero estaba dispuesto a enfrentar lo que fuera para terminar con esa pesadilla, el maletín negro le pesaba y el sudor lo hacía una presa resbalosa, lo que lo inquietaba mas era su extraño contenido.


Aquella casa abandonada por siglos rezumaba aquel hedor mefitico propio de todos esos objetos que han pasado demasiado tiempo escondidos del sol, juntando años de maldiciones frías, insectos podridos y cadáveres sin enterrar.

Sus pasos indecisos gritaban su presencia en medio de la oscuridad aplastante, la noche había transcurrido como un tobogán de emociones antes de llegar a este lugar perdido en medio de la ciudad. Algo le sobresaltó haciendo que dejara caer su maletín, le aterró tan solo pensar que el ruido le delataría pero no fue así, un claro suspiro le llegó desde el piso superior de la buhardilla, una corazonada le hacía pensar que estaba en lo cierto, que había dado por fin con el escondite de aquella la que suponía una criatura dantesca, la que persiguió tanto tiempo y que había sido la causante de la innumerable cantidad de desapariciones sin resolver que tenían de cabeza a la policía local.


Intentó dando manotazos recoger su maletín durante unos segundos que parecieron eternos, con su mano izquierda tocó el bulto de cuero un par de escalones mas abajo y lo apresó junto a su pecho, volvió a subir, esta vez muy lentamente, paso a paso, escalón a escalón, lleno de un terror atávico susurraba entre dientes lo poco que recordaba del salmo 23 "Aunque pase por un valle de sombras, no temeré….p…p..por que tu estás conmigo…" se interrumpió, escuchó quejidos y un sordo golpeteo arrítmico justo en el piso sobre su cabeza, puso atención deteniendo su marcha…nada, luego silencio absoluto.

El pánico se apoderó de el, quería huir y dejar aquella locura que le había atormentado por seis años, los que pasaron como una película por su mente, las imágenes fulguraban entre recuerdos y caras familiares y añoradas…" salió de ese pequeño trance y a su alrededor solo había silencio, absoluto y sepulcral silencio, unos pocos metros mas arriba estaba una puerta que dejaba entrar algunos rayos de luz azules, pequeña y de madera aquella entrada estaba provista de goznes roídos por la herrumbre y un dintel blando al tacto, era fácil sentir una miríada de gusanillos pasearse frenéticos bajo la madera podrida, su tacto era simplemente asqueroso. Abrió aquella puerta infernal y sigilosamente se abrió paso entre los muebles arrumbados y los maniquíes cubiertos de sabanas y polvo, silentes como testigos de aquel momento aterradoramente mágico, un boquerón en aquel techo ancestral dejaba entrar la luna gibosa y enferma, azul como la muerte y de angulosos filosos, su luz bañaba lúgubremente aquel cuadro de pandemonio, las tablas retorcidas del piso estaban manchadas de un líquido oscuro, casi negro y dibujaban arabescos llenos de locura y desorden, aunque seguían una dirección única, daban la impresión de seguir alguna especie de patrón críptico, indescifrable.


Palpando el interior del maletín, sacó un gran crucifijo de plata que refulgió entre la poca luz, lo asió con fuerza y lo blandió como un arma ignota enfrentando la noche y a lo desconocido, volvió a escuchar un quejido que de seguro provenía de mas allá de aquellas marcas en el piso, desde aquella oscuridad que lo esperaba como una madriguera negra, se armó de valor y caminó, la luna redonda lo miró dar aquellos heroicos pasos con expresión muda, sorprendida con esos ojos redondos y oscuros llenos de advertencia, la oscuridad se tragó su silueta y sus ojos tardaron un par de segundos en acostumbrarse, habían muchas cajas rotas y candelabros por el suelo, tras unos marcos negros una forma grande y sólida destacaba como un recorte de un negro mas negro aún que el negro de la noche. Avanzó y entre las formas una sombra alada se le abalanzó en un abrir y cerrar de ojos, se cubrió la cara con el brazo y levantó el crucifijo para cubrirse, golpeando un algo blando, semisólido, un olor nauseabundo llenó sus mucosas nasales y sintió nauseas, la forma lo empujó de un "manotazo" haciéndolo caer sobre los maniquíes tres metros atrás.


Su mano izquierda estalló de dolor al quebrarse la muñeca, gritó y su voz sonó atiplada y aguda, una risa fría e inhumana lo silenció, parecía que aquella garganta no estaba hecha para reír, sin embargo ese sonido era lo suficientemente desolador como para hacer temblar hasta al hombre más valiente.


Una forma humana estaba de pie frente a él, con un largo vestido blanco y totalmente anacrónico, sacado de quizás que sarcófago, desconociendo totalmente las normas de la moda actual, aquella mujer, parecía sacada de una fotografía de principios de siglo, de guantes de encaje, de collar al cuello y tez pálida, muy blanca, como pintada, sus venas se notaban azules bajo las mejillas y su boca era un corte, un esbozo imitando una sonrisa que más que sonrisa parecía las fauces de un depredador listo para engullir a su presa, dentro de aquella boca negra brillaban dos puntos blancos y agudos, "colmillos" pensó el hombre presa de un dolor inconmensurable, su cabello desordenado flotaba con el viento nocturno y sus ojos, negros como pozos de Estigia le miraban fijamente, comenzó a perder la conciencia dejándose llevar por esa mirada vacía e inerte, el iris rojo, reventado en sangre y aquellas pupilas negras le embotaban los sentidos, estaba cayendo presa de una somnolencia no natural, el dolor se iba, era placentero, solo quería que ella se acercara y le besara en el cuello…

La mujer de un salto se abalanzó sobre el, en ese mismo instante abrió los ojos y la vio caerle encima, con un torpe movimiento alzó la cruz de plata y un alarido demencial hizo temblar la buhardilla de aquel viejo caserón, la mujer retrocedió dos pasos vacilantemente con el rostro humeando y sus manos de afiladas garras aleteaban zumbando en el aire, siguió retrocediendo mientras el hombre armándose de valor, se puso de pie y tembloroso comenzaba a avanzar hacia ella, rengueando pero decidido, la criatura acorralada se tiró contra un ventanal rompiendo el cristal en mil pedazos que estallaron por la habitación oscura, el hombre se acercó al borde de aquel marco destrozado y vio como una forma vaporosa se perdía entre los árboles tras la casa, en el horizonte un tono ambarino le daba la bienvenida al amanecer, se tocó la frente ensangrentada y se sintió cansado, agotado, al menos, pensó para sí, tenía un día más para descansar y volver en su búsqueda.



Ilustración: Todas las ilustraciones en realidad las hago yo mismo asi que WTF

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